Los sueños, sueños son.
Sentada en el césped, rodeada de personas y sólo podía ver a una… Su hermana estaba sentada a mi lado, y se dio cuenta. - ¿Porqué lo miras? -me dijo. - No puedo evitarlo, mírale, a 20 metros y sin darse cuenta de que daría la vida por él. - Como puedes decir eso. -dijo su hermana dolorida. -no lo merece. - No lo sé, debería irme, no volver. -dije angustiada. - Cada vez que cojo el tren para venir aquí, me pasa su imagen por mi cabeza, un frío doloroso recorre todo mi cuerpo, y es imposible no sentir placer. - A veces dudo de tu inteligencia, no te merece, aunque sea mi hermano, no merece alguien como tú, ni siquiera la vida que tiene. - Como puedes decir eso, cualquier persona que hace sentir lo que él me hizo sentir a mi, merece la vida eterna...