Gracias Sevilla!
Hay minutos en la vida en los que te das cuenta que merece la pena vivir, paseando por Sevilla un jueves a las 4 de la tarde me di cuenta de que la felicidad se puede respirar, que la felicidad te la pueden trasmitir, que un paseo a solas, rodeada de los detalles de esta vida pueden hacerte olvidar el terrorismo emocional del que estamos rodeados.
Solo me hicieron faltas unos pasos, un tranvía, un par de coches de caballos, naranjos, gente, sonrisas y me dí cuenta de que no pienso volver a sufrir por nada, que lo que quiera tener podre conseguirlo si me lo propongo... las calles estaban llenas de cantautores que lo han dejado todo por hacer lo que ellos desean, de hombres disfrazados esperando un par de monedas y a cambio te sacan una sonrisa! yo no solo les daría un par de monedas, le daría las gracias por hacer lo que hacen!
No solo es felicidad lo que respiraba en ese trayecto de 20 minutos, también nos rodeaba la miseria y el dolor, pero este tablón se lo quiero dedicar a esas personas que me hicieron olvidarme de mis problemas por unos minutos y dejaron que la locura melancólica me rodeara entre sus brazos.
Y gracias a esos pequeños detalles, a las fragancias mezcladas entre las ventas de castañas e incienso, puedo decir que me dieron unos minutos de gloria que ni la mas grande de las tragedias podrá arrebatársela a mis pequeños y grandiosos recuerdos.
Solo me hicieron faltas unos pasos, un tranvía, un par de coches de caballos, naranjos, gente, sonrisas y me dí cuenta de que no pienso volver a sufrir por nada, que lo que quiera tener podre conseguirlo si me lo propongo... las calles estaban llenas de cantautores que lo han dejado todo por hacer lo que ellos desean, de hombres disfrazados esperando un par de monedas y a cambio te sacan una sonrisa! yo no solo les daría un par de monedas, le daría las gracias por hacer lo que hacen!
No solo es felicidad lo que respiraba en ese trayecto de 20 minutos, también nos rodeaba la miseria y el dolor, pero este tablón se lo quiero dedicar a esas personas que me hicieron olvidarme de mis problemas por unos minutos y dejaron que la locura melancólica me rodeara entre sus brazos.
Y gracias a esos pequeños detalles, a las fragancias mezcladas entre las ventas de castañas e incienso, puedo decir que me dieron unos minutos de gloria que ni la mas grande de las tragedias podrá arrebatársela a mis pequeños y grandiosos recuerdos.
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